
"SU TURISMO, NUESTRA MISERIA"
La subida del precio del alquiler, la modificación estética de la ciudad y la utilización del espacio público preocupan cada vez más a los vecinos de la Parte Vieja de San Sebastian. El turismo masivo, más cerca que nunca.
Aitor Martinez Gorosmendi
El turismo masivo se ha convertido en un problema que tienen que afrontar los ayuntamientos de las ciudades de mayor reclamo para los turistas. Los efectos de esta turistificación se han intensificado en los últimos años y uno de los ejemplos más claros es el de Venecia. La mágica ciudad italiana es la primera víctima oficial de este fenómeno que atenta directamente contra la clase trabajadora y todos los ciudadanos de los barrios más visitados de la ciudad. Las cifras son escalofriantes, ya que se puede considerar que los turistas están sustituyendo a los habitantes habituales de la ciudad. Desde 1950, por consecuencia de la desesperada situación, 100.000 venecianos han abandonado la ciudad, mientras que el número de turistas que llegan a Venecia cada año asciende a 30 millones.
Muchos hablan de una involución de la ciudad, de la creación de un parque temático que solo responde a los intereses de unos pocos, y la crispación entre los autóctonos se ha materializado en grandes manifestaciones que denuncian esta desesperada situación. Aún así, 2019 parece ser el año en el que pueden cambiar las cosas, ya que el pasado diciembre el alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, anunció que este año se aplicará una tasa de entrada para esos viajeros que no pasan la noche en el destino y que se limitan a hacer una visita diurna. El objetivo es claro, frenar el deterioro de la ciudad mediante una tasa que recaudará alrededor de 50 millones de euros anuales.

<Recuperem el barri>
Con 82 millones de turistas anuales, España batió un récord histórico en 2017; adelantó a EEUU en número de visitantes y se convirtió así en el segundo país del mundo con mayor número de turistas, solo por detrás de Francia. La capital catalana es la ciudad española que más turistas acoge cada año, y al igual que en Venecia, este fenómeno ya ha producido sus primeros estragos en Barcelona.
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En una encuesta hecha por el ayuntamiento de Barcelona, el 21,4% de habitantes de la sagrada familia confirmó que el turismo era el principal problema del barrio. Es verdad que el turismo representa el 15% del PIB de Barcelona, pero esto no ha frenado las movilizaciones que reivindican la protección de los barceloneses. Son diferentes los actores políticos y sociales que denuncian la situación, ya que las diferentes experiencias de las ciudades turísticas demuestran el lado oscuro de este fenómeno. Por ejemplo, las juventudes de la organización política CUP, agrupadas en Arran, han pasado a la práctica y han organizado boicots a autobuses turísticos para reivindicar la precarización a la que están expuestos los jóvenes.
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Uno de los mayores problemas de Barcelona son los pisos turísticos y la especulación que hay detrás de estos. Aún así, parece ser que la gestión de la alcaldesa, Ada Colau, pueda traer mejoras para los barceloneses ya que son varias las medidas que propone para frenar este fenómeno. Colau ha transmitido varias veces que es favorable al turismo, ya que supone beneficios económicos para la ciudad, y cree en la posibilidad de hacer de Barcelona una ciudad sostenible. Según ella, hay que defender la Barcelona cosmopolita, pero a la vez es necesaria una ciudad para vivir que no produzca dinámicas especulativas que expulsen a los vecinos. En una entrevista concedida a El Periódico, la alcaldesa confirma que la batalla es contra Airbnb y similares, en 2017 consiguió el cese de más de 2.000 pisos turísticos ilegales e impuso una multa de 600.000 euros a la empresa mencionada anteriormente, Airbnb, por no obedecer las órdenes de no anunciar apartamentos sin licencia.
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Bajo el lema <recuperem el barri> (recuperemos el barrio), las organizaciones vecinales de barrios como Sagrada Familia y Gràcia organizan acciones semanales que exigen políticas que defiendan sus derechos y el futuro de los más jóvenes

El barrio no se vende
San Sebastian siempre ha sido un destino perfecto para los turistas, sus playas y parajes consiguen atraer a miles de visitantes
procedentes de todas las puntas del mundo. En 2016 consiguió la capitalidad europea de la cultura, y esto hizo que los ingresos anuales gracias al turismo fueran de 957.000 millones de euros, suponiendo el 13,4% del PIB de la capital guipuzcoana. La playa de La Concha ha sido considerada este año como la mejor playa europea y la cuarta mejor del mundo. Es decir, Donostia está de moda, y como hemos explicado anteriormente, la moda se puede convertir en algo perjudicial, para los donostiarras en este caso.
Y así es, las consecuencias son evidentes: la subida del precio de los alquileres, el uso de espacios públicos como la Plaza de la Constitución, tradicionalmente espacio para los niños que ha sido invadido por las terrazas de los bares, etc.
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Por lo tanto, el turismo masivo deja de ser un fenómeno del que nos informan en la televisión para convertirse en una realidad que afecta a gran parte de los vecinos de la Parte Vieja de Donostia.
"No queremos convertirnos en un parque temático, nuestro barrio no está en venta y es el deber de todos señalar a aquellos que van en contra de los derechos de los vecinos."
Antton Martinez, miembro de Ernai
Al igual que en Barcelona, en la Parte Vieja de Donostia existen diferentes agrupaciones y juventudes que denuncian esta situación, como el caso de Ernai, una organización juvenil que advierte del futuro de la ciudad. Nos lo explica mejor Antton Martinez, vecino y militante de esta organización: "Donde ellos ven beneficio económico nosotros vemos precariedad laboral con condiciones laborales pésimas, mientras ellos se enorgullecen de la ciudad que está de moda nosotros nos avergonzamos de los alquileres que tenemos que pagar. Y cuando digo ellos, me refiero al sector inmobiliario, al ayuntamiento especulador del PNV, a los propietarios de hoteles y pisos turísticos ilegales y a todos los que permiten que vendan nuestro barrio al mejor postor. Su turismo es nuestra miseria, así que es hora de organizarnos contra la venta del barrio."
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La pérdida de identidad del barrio también impulsa a los vecinos a sumarse a la causa por arremeter contra el turismo masivo. Los habitantes de San Sebastian que han nacido en su barrio no son capaces de pagar los alquileres que están dispuestos a pagar los turistas. El alquiler es el principal problema: Al ser San Sebastian una ciudad pequeña es más difícil encontrar viviendas a precios asequibles, pero más difícil es encontrar un alquiler asequible. Se estima que hay unos 1500 pisos ilegales en la capital guipuzcoana y por lo general los pisos no están disponibles los doce meses del año, sino nueve, ya que en verano los pisos se guardan para los turistas.
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Según el miembro de la asociación Parte Zaharrean Bizi (vivir en la parte vieja) Xabier Arberas, en la Parte Vieja ya viven 500 personas menos que en 2004, y prevé que en diez años sean 400 más los que abandonen el barrio. Según él, el hecho de que el principal promotor de la marca turística de la ciudad sea el propio ayuntamiento hace flaco favor a las reivindicaciones de los vecinos. La política de vivienda actual genera que los jóvenes y la gente en general vaya a vivir a la periferia, provocando así el envejecimiento del barrio, y a esto se le suma el proceso de turistificación, por lo que el futuro del barrio depende de la respuesta que vayan a dar el ayuntamiento y las diferentes fuerzas políticas a esta nueva problemática que le toca vivir a Donostia.
